Una historia compartida, un mismo proyecto de ciudad

El intendente Emilio Jatón dialogó con la concejala Laura Mondino en una entrevista amena, cálida y con muchas historias.

Emilio y Laura vienen trabajando juntos desde hace años: como bloque mientras él estuvo en el Concejo, pero sobre todo como un equipo que ve a la ciudad con los mismos ojos y comparte los mismos sueños.

– ¿Cómo te presentarías?

Yo vengo de la militancia en el Partido Socialista pero también de la formación, soy Licenciada en Ciencia Política. Trabajé siempre en los barrios, arranqué brindando apoyo escolar o dando una copa de leche. Siempre soñé con estar en un lugar donde pudiera cambiar la realidad de la gente. Así que estoy viviendo esto con mucho entusiasmo, porque creo que es una enorme oportunidad que tenemos para transformar la ciudad. 

– Cuando pensamos en formar equipos, pensamos en ese tipo de valores. En poner al otro como centro.

– Siempre que recorremos y hablamos con la gente, ellos nos transmiten sus necesidades, las falencias con las que viven. Y una siente esa necesidad de hacer algo, de que las cosas cambien. Pero no solamente en obras o en infraestructura, sino en la vida cotidiana: reconstruir los lazos, trabajar junto con el otro, hacerlo de manera colectiva. En eso hay una gran fuerza y esto marca una forma distinta de hacer política.

Yo nací en esta ciudad, me crié en los barrios de esta ciudad, los transité toda mi vida, los conozco y creo que eso me hace ver la ciudad de otra manera. A mí me gusta esta idea de cómo nos relacionamos los santafesinos, cómo nos reconocemos, porque siempre estamos vinculados a través de un amigo, un conocido, un familiar. Creo que eso nos hace una comunidad que podemos realmente potenciar, es un gran valor que hay que seguir promoviendo. 

– ¿Qué te enseñó el Concejo?

– Aprendí mucho sobre los proyectos, la política y la forma de poner la política al servicio de la ciudadanía. El Concejo es el lugar de escucha por excelencia y creo que es el lugar también desde donde se puede generar un vínculo con la ciudadanía, de trabajar juntos para una ciudad mejor. He aprendido mucho desde lo legislativo, de cómo construir un proyecto, de saber que no es simplemente sentarte frente a una computadora e ir a la sesión, sino aprender que detrás hay mucho trabajo, hay planificación, hay reuniones. De todo se aprende y es importante poder volcar ese conocimiento después al oficio, a este oficio de la política, de poder construir con el otro. 

– ¿Qué sentís cuando te encontrás con el otro, con el vecino, con sus necesidades? 

– Muchas veces me siento reflejada, sobre todo si me vienen a plantear un problema o una necesidad. Reconocer que sé de qué se trata. Porque yo siempre cuento que cuando yo vivía en la casa de mis viejos pude ver efectivamente qué sucede en el vecino cuando le dicen que va a llegar una obra o una acción concreta al barrio. Cómo eso moviliza también a la gente y hace que entre ellos charlen, conversen, se junten a trabajar por un proyecto para el barrio. Y la verdad es que cuando vos los ves reunidos, movilizados por una problemática en particular, emociona. Me siento muy identificada con eso, me dan ganas de sumarme a ellos, de seguir peleando con ellos, de trabajar juntos para llevar adelante esa acción y hacerla realidad.

– Eso trae aparejado que muchas veces tengamos que dejar de lado cosas de la propia vida…

– Sí.. 

– ¿Tenés hijos?

– Sí (emocionada), tengo hijas, tengo dos hijas.

– Esto que te está pasando, les pasa a todos. Porque en el medio de este querer hacer por el otro, uno entrega cosas. Y a veces uno no lo puede medir.

– La verdad es que de mi familia yo estoy muy orgullosa, Emilio. Porque aprendí mucho de mis viejos. Son dos laburantes de toda la vida. Yo siempre digo que tuve el privilegio de tener dos padres trabajadores, que me dieron la posibilidad de educarme e ir a la escuela y estudiar en la Universidad. Ese fue mi mayor privilegio. Y lo supe aprovechar, en definitiva, porque hoy puedo volcar todo eso que aprendí y viví durante mi vida y en mi experiencia.

– Ahora podrías estar trabajando tranquilamente en la parte privada. ¿Por qué volcar todo eso al otro? 

– Hoy como madre te digo que lo que más me motiva es poder dejarle a mis hijas, a mi familia, a mis nietos, una ciudad mejor. Poder decirles que yo fui parte y soy parte de esto que sueño. De transformar la ciudad. Y pienso mucho en mis hijas y en todos los niños y niñas que habitan esta ciudad. ¿Qué les vamos a dejar a ellos? ¿Qué vamos a hacer para que esta ciudad y esta sociedad sean mejores? Para eso hay que involucrarse, hay que trabajar y hay que sumarse. Y no se puede hacer de otra manera que no sea con otros. Y que sea de manera colectiva, así que eso me entusiasma mucho, me motiva todos los días, pensar qué ciudad le voy a dejar a los que vienen. 

– ¿Estás viendo en el territorio lo que aprendiste en la facu?

– Totalmente, todo el tiempo. Poder trabajar con las instituciones, poder darles una mano también para formalizarlas, para que el trabajo que hagan se pueda visibilizar. Y también creo que el vínculo con las organizaciones sociales, con las vecinales, es muy importante para todos los barrios.

Y eso te lo da la universidad. Te da primero el conocimiento del Estado. Porque no todos tienen el conocimiento de cómo funciona el Estado y la complejidad que a veces tiene la gestión. Porque en definitiva la gestión del Estado requiere del trabajo con otros, pero también hay una cuestión más institucional de la gestión pública que es una herramienta muy importante y la universidad me dio ese conocimiento. Y hoy ponerlo a disposición me hace muy feliz.

– La política también tiene sus miserias, sus contratiempos. ¿Cómo luchás contra eso?

– Es un desafío permanente, una pelea de todos los días. A veces cuando me cuestionan o me critican pienso ‘qué injusto’, porque uno deja todo en esto. Deja a su familia, su tiempo y lo hace con mucha pasión. Pero también uno se pone en el lugar del otro. De entender por qué me está diciendo lo que me dice, porque creo que eso es muy importante. Entender al otro que en definitiva quiere aportar para mejorar. Más allá de las formas, porque algunos tienen una forma más amigable y otros a veces menos amigable, entonces creo que lo importante es escuchar al otro, ver qué te está diciendo y por qué te lo dice.

Está bueno que lo sepamos escuchar. Los políticos a veces quizás creemos que la gente nos critica por el simple hecho de no estar conformes: ahí hay un enorme desafío de aprender a escuchar a la ciudadanía, a los vecinos, y ponerse en el lugar del otro. Y más allá de que a veces me cuestionen, para mí esa crítica es un aprendizaje. 

– Alguna vez te pusiste a pensar por qué esas lágrimas?

– A veces pienso que a mí me emociona pensar dónde nací, dónde crecí. Hoy la casa de mi vieja, para que te des una idea, está en un lugar donde todavía la calle es de tierra, tiene pozos, tiene zanjas. Yo vengo de ahí, yo sé lo que eso significa. Solamente estoy acá por lo que viví, por lo que me esforcé y por lo que realmente trabajé para estar acá. Y eso me emociona porque siento que tengo mucho para dar todavía.

– ¿Pero entonces estás feliz?

– Sí (risas y emoción), es que son lágrimas de emoción. Lágrimas de felicidad. Hoy estoy acá con la posibilidad de poder hacerlo, de poder trabajar y cambiar esa realidad. Y eso es lo que me motiva, me da felicidad y ganas de seguir adelante.

– ¿Qué te impediría que puedas seguir adelante?

– Nada. Nada me lo impediría. Hoy es desde acá, pero mañana puede ser desde otro lugar. Y voy a dejar todo lo que pueda para trabajar por mi ciudad.

– Estamos transitando un camino juntos con la idea de que se pueden cambiar las cosas. Y estamos convencidos, más allá de los eventos pueden aparecer como la pandemia y los tiempos en los que nos tocó gobernar. ¿Vos creés que vamos por el camino correcto?

– Sí, claro, yo creo que vamos por el camino correcto. Estamos llevando adelante en Santa Fe una forma distinta de hacer las cosas, de hacer política. Con más llegada, con más diálogo. Y la gente lo valora mucho. Si hay algo que pienso es en el desafío también de poder reconstruir los lazos sociales, reconstruir la ciudadanía.

– ¿Qué sentís con cada abrazo?

– Siento mucho cariño, mucho afecto. La gente hoy está necesitada de cariño, de amor. Y pienso que así también se construye: desde el afecto, desde el tener en cuenta al otro. Eso me da fuerzas para seguir trabajando y apostando por esta ciudad. Yo siempre cuento una anécdota en relación con los lazos y esto de reconstruir la vecindad y trabajar con el vecino: cuando vivía en barrio San Martín con mis viejos, mi mamá a veces estaba haciendo una torta y le faltaba un huevo y me decía: ‘Andá a pedirle a la Antonia que te dé un huevo’, porque ya el almacén estaba cerrado. Y yo iba y la vecina me daba el huevo. Eso, que parece tan simple, tiene una carga simbólica tan importante y fuerte! Es decir: entre todos nos ayudamos y entre todos construimos una ciudad mejor. Hoy hay algo ahí que se ha roto y el desafío es volver a eso, a reconstruir el vínculo con el vecino o con la vecina. Ahí hay mucho para hacer. 

– La verdad es que encontrar gente como vos en este camino tan sinuoso para mí, me llena de orgullo. 

– Yo te quiero decir que para mí también es una enorme alegría haber encontrado una persona como vos, que no venís de la política, que venís de otra trayectoria, de otra carrera, pero que desde tu lugar pudiste comprender a la ciudad de Santa Fe, la pudiste conocer. Y esa cercanía para mí es muy importante. Es un enorme aprendizaje encontrar a un referente político como hoy sos para muchos, para mí principalmente. Tu sensibilidad y esa sencillez son cosas que a la política le faltan, y yo apuesto a seguir por ese camino.