Project Description

Este proyecto, que se encuentra en la Comisión de Gobierno del Concejo Municipal, apunta a que haya un Plan Municipal de Gestión Menstrual para que todas las personas menstruantes tengan acceso a toallitas higiénicas y tampones.

La gestión menstrual requiere periódicamente de un gran gasto, y quienes no pueden acceder a estos elementos de higiene personal ven limitadas sus posibilidades de participar en el ámbito público durante ese lapso de tiempo.

La idea es erradicar esta situación de desigualdad que no se vincula con la condición física, sino con un entorno y una cultura que busca invisibilizar, silenciar y promover la vergüenza en torno a la menstruación.

Este proyecto prevé que la provisión gratuita se haga en centros de salud, jardines municipales, solares y oficinas de atención al público de los centros de distrito de la ciudad.

Además, a través del Programa de Atención Integral a la Salud, se generarían acciones para que las personas menstruantes puedan conocer las opciones que existen de gestión menstrual, con información sobre las variables ecológicas, económicas y saludables.

También se apunta a que en los baños de los organismos públicos municipales se asegure el acceso a elementos de gestión menstrual y a incentivar a los locales gastronómicos a incorporar, como elementos de higiene habitual en baños públicos, productos de gestión menstrual.

Sabemos que las mujeres tenemos menos posibilidades de acceso al mundo del estudio y del trabajo, lo que -junto a la distribución desigual de las tareas de cuidado y del hogar- profundiza la feminización de la pobreza. A eso se suma también que, según datos de la ONG Economía Femini(s)ta -que lleva adelante la iniciativa MenstruAcción-, “se estima que se pierden entre el 10 y el 20% de los días de clase por falta de acceso a productos para la gestión menstrual e instalaciones sanitarias en las escuelas”.

La misma organización calculó que en el 2017 una persona que menstrúa gastó entre 700 y 1.000 pesos en el año para comprar toallitas y tampones, lo que equivale casi a una Asignación Universal por hijo.

Entendemos central que el Estado municipal, por su cercanía en los barrios, debe generar acciones que permitan el acceso de esos productos de gestión menstrual a todas las personas que los necesiten. No se trata de un privilegio sino de la atención de una necesidad básica.